Propone la Conferencia Episcopal que hoy suenen las campanas para apoyar la lucha contra el virus, para apoyar a los que están trabajando por detenerlo, para sonar el Ángelus, de manera extraordinaria.
No tienen ni idea.
En primer lugar, las campanas, signo de comunidad, deben permanecer calladas en este tiempo de silencio y de reclusión.
En segundo lugar, el Ángelus no debe ser cosa extraordinaria sino sonar tres veces al día, ahora que es tan fácil programar los automatismos.
Los campaneros, es decir aquellos que pensamos que las campanas deben sonar manualmente para expresar las emociones, los miedos, las esperanzas, las alegrías de la comunidad, los campaneros repito creemos que no deben sonar, y menos de manera extraordinaria, hasta que no acabe la pandemia.
Entonces si, las tocaremos, las tocaremos con alegría, las tocaremos con exceso, las tocaremos con agradecimiento, para que todos sepan que lo anormal ha terminado, que vuelve la vida de cada dia, que estamos bien y que damos gracias por ello.
Si ellos no saben utilizar sus campanas, alguien se lo tiene que recordar.