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© La Jornada Maya (2018) © Campaners de la Catedral de València (2024) campaners@hotmail.com Actualización: 19-04-2024 |
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Pandilleros contratados para golpear a los vecinos tuvieron que retirarse
Las campanas de la iglesia de la comisaría de Santa Gertrudis Copó sonaron a las dos de la madrugada. El repicar despertó a los vecinos que, alertados, salieron a las calles y se dirigieron hacia el predio en el que desde antes de las elecciones se pretende erigir un coto privado de lujo en los terrenos de lo que era la hacienda de dicha población, localizada al norte de Mérida.
Envueltos en la oscuridad, los vecinos se encontraron a tres de los prestanombres que en los últimos días de julio de este año llevaron un grupo de choque, armado de palos, machetes, tubos y hachas.
En esa ocasión, los pandilleros contratados para golpear a los vecinos tuvieron que retirarse ante la denuncia que realizamos en redes sociales, lo que obligó al ex gobernador Rolando Zapata Bello a enviar a la fuerza pública para desarmar a los malhechores y evitar un derramamiento de sangre en la llamada Suiza tropical.
Desde entonces –y tras el desalojo violento de varios vecinos, incluida una anciana de su casa- la población se ha organizado para defender lo que consideran suyo.
Han venido solicitando la intervención de la autoridad municipal, estatal y federal, ya que además de terrenos comunitarios, los prestanombres de un poderoso terrateniente de Yucatán, también le están hincando el diente a un terreno que es cancha de fútbol y que el Instituto de la Vivienda de Yucatán (IVEY) está vendiendo sin escuchar a los vecinos.
También está el riesgo el área en que se realiza la corrida anual, donde se instala el tablado para las fiestas patronales, nos comentan los vecinos de Santa Gertrudis.
En días pasados se llevó escombro para rellenar el terreno, pero quienes quieren apoderarse de la tierra y de los espacios de la comunidad –maya y pobre- los acusan de todo: de revoltosos, de no aceptar sus títulos de propiedad balines, de no contentarse con nada; es decir, con las moronas que les tiran y del rincón en el que pretenden dejarlos en silencio.
En realidad estamos ante un conflicto en el que las autoridades parecieran proclives a favorecer los intereses de terratenientes y desarrolladores a los que no les importan los derechos de los habitantes, que tienen generaciones asentados en el lugar.
Los vecinos de Santa Gertrudis Copó se han organizado, y así como salieron a las dos madrugada a defenderse de las irrupciones violentas de los desarrolladores, durante el próximo domingo realizarán una venta de p’iibes, cocinados con el método tradicional, en la comisaría.
La idea es conseguir recursos para el traslado de un niño con graves problemas de salud a la Ciudad de México, a fin de que reciba atención médica, pero también obtener dinero para obras comunitarias.
La realidad es que los espacios públicos de la comisaría, los que existen, lucen decrépitos. Además de que hacen falta servicios, limpieza, más árboles y ampliar los espacios de recreo, de esparcimiento y solaz, áreas peatonales y para los ciclistas, para los niños y jóvenes.
El nuevo gobierno municipal, según el alcalde Renán Barrera Concha, se propone rescatar 150 espacios públicos en la ciudad de Mérida.
Parte de los 3000 millones de pesos de presupuesto los destinaría a mejorar aquellos espacios públicos que se encuentran con mobiliario urbano en mal estado o que hay que remodelar, según dijo recientemente. Es de esperarse que las comisarías estén contempladas en dicho esquema.
Por lo pronto, el domingo es día de p’iibes en Santa Gertrudis Copó. En el ingreso a la comisaría en la calle 7b y calle 16, a un costado del parque, se van a estar vendiendo los píibes con causa. Y muy sabrosos.
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