Una agradable impresión: ver así de repente un bellísimo apunte-pintura de un buen pintor llamado Constantino Gómez, del momento cumbre de la fiesta de San Vicente del Mocadoret.
Aún lo estamos viendo por las calles de la ciudad sentado en cualquier esquina con su sillita portátil, su caja de pinturas, tomando apuntes, bocetos de todas las fiestas valencianas...
Pero aclaremos. Una visita al hogar de Rafael Torrregrosa nos da varias sorpresas. A parte de esta bella y emotiva pintura del Altar, con un ambiente llenísimo de gente, repleta la calle, las banderolas en primer término y ese emotivo espacio tan adornado de plisados blancos, rutilantes tejidos de plateados, de dorados tonos. Es un repletísimo conjunto con los máximos adornos, pero sobre todo con esa participación de vecinos en sus balcones, ventanas, azoteas, todos estos espacios con banderas, colchas, mantones... también el volcarse masivamente como el «echar la casa por la ventana», valorando al máximo estas humildes fachadas. Y cómo se espera estos días de la gran fiesta de San Vicente del «Mocadoret»! Aún recordamos ver algún edificio ya desaparecido muy antiguo el blanqueo de la fachada al llegar estas fechas de abril...
Describamos ahora las publicaciones, son un encuentro muy singular, destaquemos el de 1919, qué reproducción del Altar —centro de la fiesta—!, qué magno derroche de adornos, telas, trabajo, arte delicadísimo, espasmo de cuantos venían o transeúntes que quedan asombrados ante tal visión presidida por la antigua imagen del santo repleta de ex-votos, alhajas. ofrendas de vecinos, asociados, agradeciendo curación de sus dolencias, estrecheces económicas, descarrío del hijo...
Analicemos otros detalles, los focos de la luz eléctrica, más las lámparas de iglesia todas de aplique y detalles de cristal, con espacio para las velas de cera, allí junto a la imagen, ofrenda viva., precaución esta por si fallara el alumbrado eléctrico.
También la selectísima colaboración de las más eminentes plumas —poesía, historia, investigación—, aunque a veces remendando aquellos «coloquieros» que entretenían con sus cuentos y referidos, se pasaban de procaces e irreverentes... Pero ¡cómo cambia el entorno!, comercios centenarios desaparecidos, edificios derribados, vecinos fallecidos, inválidos o instalados en otras barriadas.
Afortunadamente registremos este nuevo espacio —plaza del Mocadoret—, soleado, amplio, sin vehículos, aunque falto de ornamento vegetal ajardinado medio bosque, medio jardín, cuidado por los mismos vecinos, que no puede estorbar por los cuatro días de tiesta popular... aunque dirigido por técnicos municipales, sería, debe ser, lugar de recreo, conversación sosegada de forasteros, gentes amantes de las tradiciones valencianas.
Cómo nos recuerdan algunos dedicados a tejidos, piel, composturas de paraguas, sombrillas. Afortunadamente revive el conjunto... Cómo nos recuerda al transcurrir por aquí ahora los últimos pervivientes. Más los tiempos nuevos, los estudios de hijos, nietos, dieron espaldas a estas industrias artesanales que dieron vida, pan, estímulo a la Valencia típica, artesanal... eterna.
Frank WOLF
Associació de Sant Vicent Ferrer del Mocadoret - València (1995)