Fiestas y recuerdos a San Vicente Ferrer en su ciudad y en España
6 de mayo de 1981.—Son las tres menos doce minutos y cuarenta y nueve segundos... en este mismo instante se apaga, se oscurece el hogar donde la imagen del “MOCADORET” queda entronizado en casa del nuevo Clavario, Carmen Agulló de Sanchis, hasta el otro año en que volveremos a hacerle honores y luminarias, y pólvora y reparto de meriendas a los niños de los asociados, y Misa Mayor solemnísima con revestida y sermón “en valenciá” en este muy apreciado recoveco de la calle dedicada a su Milagro del Mocadoret.
Aún nos queda un año por delante cuando escribimos y anotamos fecha, hora y minutos al término de estos festejos del presente conmemorar.
Van apareciendo en nuestras carpetas y archivo de papeles y libros y diversas publicaciones aragonesas, vascas, valencianas, cuanto era y aún pervive a través de tantos tiempos esta sin par devoción, recordando paso hechos portentosos, milagros en un palabra, cuanto hizo a su paso en el largo peregrinar por tierras españolas...
Mas volviendo a nuestra fiesta y siendo el investigar y describir lo que por el tiempo al vivirlo en directo es noticia cierta, prosigamos como todo oscurecido en singular rebrilleo de estrellas mezcla asímismo del alumbrado callejero, matiza en este rostro, azucena, libro, corona, filacteria y su diestra mano, indicando al cielo al que lleva prendido magnífico pañuelo de exquisitos bordados, en esta irisación que ciega en su semioscuridad rogámosle por todos. Por cuantos colaboran en los festejos, por vecinos, por todos los que nos precedieron en la señal de la fe... y por la familia poseedora en este período anual de su imagen.
Tras la subida del Santo a esta Casa-Hogar de la Clavariesa y efectuados los requisitos de entrega y recepción por y en nombre de la Asociación y el Clavario, se obsequia a la Junta a invitados y algunos que se asocian “espontáneamente” a la conmemoración gastronómica.
Ya apurados dulces, bebidas, van esfumándose entre el humo del tabaco estos amigos y desconocidos. Quedan los componentes de la Asociación, y ya marchándose bastante agotados por el ajetreo de estos días —y más siendo de edades ya bastante maduras—, y por razón de que mañana —ya hoy— es día de trabajo como decía mi Padre “de pantaló vell”, ya solamente quedan los vecinos y los familiares, y al final de la tertulia los hermanos, primos, yernos (los pequeños están durmiendo)...
Ya estamos en pleno verano. De Aragón recibo prensa, a veces recortes de periódicos que te hacen vibrar de contento, de íntimo ver y recordar la gran devoción y afecto a nuestro y también muy de ellos Fray Vicente Ferrer.
Ya hemos dicho y escrito otra vez cómo en la Sacristía del Templo de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza existe una bellísima tabla del XVI, mas luego en todas las provincias aragonesas podemos postrarnos ante muy diversísimas imágenes e inscripciones que dan su nombre e historia al paso del Santo por estos lugares, por estas tierras...
Anotemos como en Campillo de”Aragón, situado en un altozano de 1.060 metros sobre el nivel marítimo, vimos en una maravillosa e intacta —luego de los sucesos de 1936-1939 y ahora por los cambios de atuendos y altares efectuados por bastantes clérigos—, iglesia cómo aparece en el mismo altarcillo, junto al arco del altar mayor, gran pintura y bajo escultura yacente (II) de San Vicente Ferrer. Puede, si ese espíritu festivo e ingénito nos acompaña a mediados de junio o quizá antes, nos desplacemos allí en dos o tres coches particulares más alguna furgoneta —para llevar la esencia de Valencia y festejar con pólvora y luminaria a devociones valencianas y aragonesas muy parejas...—, serán, si Dios quiere, unos días de revivir, aunque fuera de tiempo, a dos devociones asimismo muy sentidas y vividas en este Aragón: San Vicente Ferrer y Santa Lucía.
En Pardinas de Campares (Huesca) existe una “iglesuela” y en la puerta esta inscripción “Iglesia de San Vicente”.
Allá en la Jacetania, estribaciones de los altos Pirineos, queda este lugar. La proximidad de Graus, tierra donde Fray Vicente Ferrer donó su Crucifijo, y no muy lejos, aquí es donde llega la devoción en estas latitudes oscenses —de Huesca—, que tienen también muy marcada y consanguínea devoción al mártir y diácono acompañante del Obispo San Valero, el joven Vicente.
Mas estos pormenores y diversos detalles deben ser no digo sabidos y admirados, deben ser el organizar singulares peregrinaciones a los contornos de estas tierras aragonesas donde aún queda tantísimo recuerdo del paso de nuestro Fray Vicente Ferrer.
Cada vez que paso por la calle del Pintor Sorolla, ante la sede del Banco Urquijo, mi mente y a veces mis pasos me llevan ante el gran lienzo del siglo XVII que, representando a San Vicente Ferrer, ocupa un especial lugar, recóndito en parte, mas colocado e iluminado con veneración diremos religiosa, obra magna y que con sus toques inéditos —el angelillo sobre un árbol y con el libro abierto llevando la inscripción TIMETE DEUM—, y él sin corona ni filacteria sólo un tenue resplandor prueba de su santida.
Es una bellísima obra pictórica, singular adquisición, ornato, honor y mérito en este lugar y entidad que conserva edificio y arte en bien de la ciudad.
Vemos dos dibujos realizados en Octubre de 1936. Reproduce la visión que ofrece el lado derecho entrando a la Parroquia de San Martín y San Antonio Abad cómo está una puerta arrancada y envuelta en escombros que da e una pequeña habitación, pero lo que nos atrae es que aún está en su lugar la piedra que sobre ella predicare San Vicente Ferrer. Asimismo recordamos la lápida negra con las letras doradas en las que se señala tal efemérides.
Ahora —1982— está allí la misma losa con moldura gótica, pero no hay ninguna placa que recuerde y haga memoria la presencia viva de Fray Vicente Ferrer, quiza en el lugar donde, junto a la ermita de San Juan de le Boatella fuera de la muralla y a la otra parte de la rambla, allí predicara aquel 24 de junio de 1412 y desde aquí lanzó al espacio su pañuelo —su mocadoret—. Se ha prometido una placa cerámica que recuerde tal efeméride.
Creamos y deseamos ver sobre este muro, pues así nos lo dijo con fervor el autor y mecenas de la obra, pronto tal detalle aclaratorio.
Hemos tenido ante nosotros un sermonario de Fray Vicente Ferrer. Consérvese en el Colegio-Seminario del Corpus Christi llamado, conocido por el Patriarca.
Nuestra devoción máxime nos impidió por respeto el tenerle en las manos, eso sí muy emocionados oímos, escuchamos y lo vimos silenciosos... el rumor de las hojas que pasaban ante nuestros admirados ojos; era como estar cerca de él ante la innúmera cantidad de fieles que atónitos sillados sólo se percibe el rasguear de la pluma sobre este recio pergamino.
Celébrase ¡y por qué no ahora! en el mes de octubre, una solemnidad efectuada por los Colegiales. Muchos estimaríamos a más de su pervivencia el añadir y hacer participar a cuantos vamos a esta Capilla y a los devotos dei Santo, organizar algún acto nuevo —vemos con pesadumbre cómo vivimos del legado cada vez más mermado de lo que otras generaciones erigieron—, que con el sello de unción que os norma y ley en esta Santa Case atrayese en estas fechas otoñales en recogidas ceremonias —exentas de pólvora—, Impregnarse del espíritu vicentino de nuestro Sen Juan de Ribera.
Asimismo —arte actual— promover piezas pictóricas, esculturas, musicales, que dentro de los más reverentes módulos deje para le posteridad obras dignas, síntesis presente, arte emocional y devoto, producto de la generación que nos corresponde vivir...
Aún le vimos, hablamos y cogiéndonos y pasando su brazo por encima de nuestros hombros, acompañamos a la Virgen de los Desamparados de la barriada de Quart en el atardecer del 8 de Diciembre, cuando de la huerta pase a la ciudad. Enrique Olmos, más conocido por REDOLMO, en sus Notes per a I’arxiu, vivió, por estar enraizado con el Gremio Colegio de Plateros, en el primer piso de esta casa donde en su fachada colocase el ALTAR del Mocadoret,.. Nuestro emocionadísimo recuerdo y oraciones por su alma...
T. BERTHEREAU
Associació de Sant Vicent Ferrer del Mocadoret - València (1982)