Carta abierta a la Sra. Alcaldesa de Valencia

Perdona si me atrevo a escribirte. Soy una valenciana, y por ello amo a mi ciudad, cuanto a ella se vive, conmemora, le da valor, mérito, ante el orbe entero.
Mas hay algunas cosas que «detesto» porque no se la ponen a tono con aquello que de tiempo era orgullo de esta tierra, y el nombre ostentado como especial.
Me voy explicando. Quisiera que por todas partes crecieran plantas, arbustos, setos de mirto, bosques de laureles, rosales, jazmineros; que las calles todas de la ciudad tuvieran su espacio vegetal, y para ello «obligar» a vecinos, a quienes viven acá, a cuidar este ornamento verde, florido en su tiempo, claro que dirigidos, guiados por dignísimos jardineros especializados en el crecimiento y desarrollo de toda clase de plantas, jardines, umbráculos...
Y qué decir de esta nuestra ciudad tan «relimpia». Pues que viene el segundo domingo de mayo. Llénanse las calles de gente ávida de presenciar —ver y oler— la alfombra de flor deshojada que a la Patrona Ntra Sra. de los Desamparados ofrecen quienes viven en donde pasa la procesión de la Stma. Virgen, en especial en ciertos trayectos donde se lanza y esparce tal profusión de flor que queda tapizado el pavimento con una capa multicolor, fragante, mullida..., producto de los jardines y huertas..., por las calles de Caballeros, Bolseria, San Fernando —antes—, San Vicente, Avellanas...
Mas ¿qué estorbo hace su presencia durante un prudencial tiempo?...
No tenemos noticia (y somos testigos todos los años de transitar por ellas, con nuestros hijos, nietos ya...) de que se hayan producido graves caídas.
Eso si, requiere un cuidado, e ir un tanto sosegados al arrastrar los pies admirando, oliendo tan magna alfombra.
Y pregunto: ¿por qué Valencia en los días de fiesta dedicados al Patriarca San José no se le presta un rápido aseo, y ahora en primavera, tiempo floreal cuajado de aromas sanos, agradables, es arrasada sin compasión a pocos minutos de transcurrir la comitiva religiosa? Qué rapidez en eliminar lo bello, ese ejército de camiones-escobas, con un ruido ensordecedor y oliendo a gasóleo, a.., entenebreciendo la calle, más un compacto grupo de empleados de la limpieza raudos por eliminar tan bellísima alfombra!
Espero de ti —perdona mis años— que atenderás esta razón y sobre las diez de la noche, cuando casi todos nos encontremos ya en nuestros hogares, salga esta «sanitaria y necesaria comitiva» y, sin entorpecimientos humanos, limpia adecuadamente cuanta flor quede en las calles valencianas.
Espero que lo resuelvas este año y ya para siempre...
Tuya afectísima,

Ana LIop Cabo
La Patrona de Valencia - València - nº 47 (1991)