Varias veces visité Vannes. Por ello he vivido el afecto que estas gentes bretonas tienen a Fray Vicente Ferrer.
Tanto en esta ciudad, en el campo, como en estos alrededores oliendo a mar con ese laberinto de playas con vegetación y recovecos esa Isla de los Moines), visitadas por él, -dígalo ese busto admirable realizado por aquellos tiempos en que era recientísimo su paso acá,- más esa maravilla de piedra y vidrieras de Saint Avé d’en Bas de alrededor de 1300 o principios del siguiente siglo, con sus imágenes muy expresivas sin decorar apenas y nos representan a seis santos casi todos venerados en Valencia entre ellos nuestro dominico y la patrona de los ciegos, aquel siempre recordado y vital intimamente con plausible y callado venerar.
También sus imágenes reflejan edad, cansancio, decrepitud.
Todas ellas sencillas semi diremos intactas, intocadas como no queriendo ni desprenderles del aroma que las envuelve desde su entronizar allá en tiempos medievales y que han “oido y visto” pasar en dos ocasiones los estruendos de los ejércitos alemán, inglés, francés... y fueron milagrosamente respetadas.
Me postré varias veces ante la arquilla que contiene sus restos óseos y tengo a mi exclusiva veneración cuanto queda allí resguardado en la pétrea capilla circular decorada con varios tapices que reproducen milagros, hechos portentosos de su taumaturgia.
Quiero volver a Vannes en completo silencio, recato callado, para rogarle por vosotros Asociaciones Valencianas. Más cuando me llegue otra vez a esta tierra que le vió nacer... no sé si me acostumbraré al estrépito del conmemorar, yo que quizá paso mas de medio año sin oír ruidos altisonantes en mi hogar... ni en mi entorno.., porque vosotros los valencianos...
Therese BERTHEREAU Altar del Carme - València (1994)
