Sí... sí, el Capitulet

El “Capitulet” del Hospital o lugar de las reuniones de la Cofradía, convertido en capilla en 1594.

—¡Hombre, qué es de tu vida..!
—Ya lo ves...
—También vienes por aquí... por paseo, por curiosidad o por... devoción.
—Yo soy muy devoto de la Virgen de los Desamparados.., y como este es el lugar...
— ¡Qué me vas a decir a mí…!
—Y como este es el lugar, esencia de su construcción, vengo todo los días a rogar... a rezar, a ver si esto puede tener vida, se pueden postrar los valencianos y ofrezcan su esfuerzo y presencia para dar el valor que desde sus inicios tuvo este recogido lugar, sala de reuniones, capítulos, cabildeos.., todo para dar impulso a la obra única ya en 1409 de recoger y cuidar a los pobres locos.
—Pero ¡te das cuenta de que son bastantes los que se asoman a esta verja!
—Si, lo compruebo al ver día a día como se renuevan las flores, frutos, verde… ante ella y el cristal que sirve de puerta.
—No hace mucho un ramillete de violetas con su envoltorio de papel plateado, ofrenda delicada de gente pudiente.
— ¡Ah! y azahar, y rosas, y jazmín, flor del tiempo pero sobre todo el verde del ciprés o del naranjo mandarino que entorna la estatua de Fray Juan Gilaberto Jofré, lo veo renovado muy a menudo...
—Y yo pienso, ¿por qué no se abre y se le da culto a esta Virgen, al menos los domingos?
—Según un intimo amigo —«seguidor de la Virgen»— estaba en tratos esta Agrupación de Seguidores de la Virgen de mantenerlo abierto y desinteresadamente ofrecer estampas, velas, recibir ofrendas florales, misas, actos conmemorativos familiares, y cuanto la piedad valenciana —y devota forastera— fuera celebrando, pero...
—No me digas, lo de siempre... que no hay personal, que no se puede atender decorosamente tan emotivo lugar...
—Total, aque ahí queda semiolvidado, un poco aseado.., y sin vida religiosa...; es cual panteón que encierra aquella Virgen Peregrina que por 1948 tanto significara por las calles de Valencia, alrededores, mar, huerta y bastantes pueblos de la provincias valencianas. Gran devoción que, aunque apagada, volverá a aflorar tan rápidamente como le den motivos.
— ¿Qué alma será la escogida, la afortunada dirigente, dinámica y muy amante de María Santísima en su advocación de Madre de los Desamparados, que así lo consiga?
—Así lo pedimos al Señor. Así se lo imploramos a Ella.